Hubo un corazón pequeño,
Guardado en bello cristal,
Y a pesar de su tamaño,
Al mundo creyó conquistar.
Todos, al verlo, creían que era bello.
Todos, elogios rendían al pasar;
Tantos, que construyó un sueño
Del que no se creyó despertar.
De tantas cosas era dueño,
Que joyas y amores pudo desdeñar,
Pensó que vivía en el cielo
Y la tierra no tocaría jamás.
Pero, un ave en espléndido vuelo,
Su curiosidad logró despertar
Y tocando la caja muy quedó,
Al corazón motivó a palpitar.
Para el corazón, aquello era nuevo,
La cercanía de un ser sin igual;
Pero algo le decía en silencio
Que el extraño podría ser mortal.
No sabía qué era veneno,
No entendía qué era maldad.
Si el ave tenía mirar tierno
Y su canto era angelical.
Los dos volaron a un tiempo.
La caja quedó muy atrás,
Este corazón nunca oyó consejo
Y en las fuertes alas, se dejó llevar.
Todo era de ensueño,
Algo mágico, irreal.
Volar hasta tocar el cielo
Junto al ser que se ama ya.
Los días corrían sin verlos,
Ni tristes o ajenos, jamás.
Parecía que sería eterno,
El cuento que querían contar…
La dicha no cabía en el pecho,
A la tierra olvidaron mirar,
Sólo deseaban vivir el momento
Entre nubes blancas como el azahar.
Miel y terciopelo
Solían derrochar.
Vidas color caramelo,
Amor como eterno manjar.
Se creía logrado el anhelo,
Pero, el ave cambió su actuar,
En un momento detuvo su vuelo
Y al corazón, soltó sin pensar…
Mientras caía al infierno,
El corazón se intentaba explicar:
¿El por qué se cubría de hielo
La hoguera que fuera su hogar?
Esperó el golpe, sereno;
Contra el suelo se dio sin llorar.
Ahí se quedó casi muerto
Sin su dolor demostrar.
Cual rápido y estruendoso trueno,
Con un grito logró levantar,
Su cuerpo, su alma, su ego
Volviendo a su caja de cristal.
De admirar es su fuerza de hierro
Del incidente nadie puedo hablar;
Al ver su mirar tan fiero,
Toda boca, muda está.
¿El ave? El ave cruza ya otro cielo,
Otro corazón logró conquistar.
Y ése del que yo aún cuento,
Muy quieto permanece ya.
Nunca se muestra indefenso
Ante los ojos de los demás,
Él parece muy contento
En su caja de cristal
Todos piensan que yo miento,
Que eso no se puede soportar;
Un golpe tan certero e intenso,
Deja una herida mortal.
¡Yo lo afirmo¡ ¡Lo sostengo¡
¡El corazón ahí está¡
Me toco el pecho y lo siento,
Aunque no palpite más.
De volar, no ha hecho intento,
Nunca ha vuelto a confiar
Y algo me dice muy dentro
Que no lo intentará jamás.
Porque desde aquel momento,
Y aunque a todos logró engañar
Hasta el ave, hasta el viento,
Yace muerto en su caja de cristal…
Ana Rosa Tafoya Márquez