Sergio Jiménez Bojado.
UN artículo publicado por The New York Times evidenció el colmo del cinismo e ilegalidad del régimen encabezado por Enrique Peña Nieto, al revelar el espionaje realizado durante años contra periodistas, defensores de Derechos Humanos y activistas a lo largo y ancho del país.
Así también, Proceso publicó investigaciones sobre la empresa intermediaria Balam Seguridad Privada, que vendió el programa Pegasus al Gobierno Federal, para tener acceso a teléfonos celulares, redes sociales y correos electrónicos de “todos (sic) los blancos que pudieran ser un obstáculo para los objetivos del Gobierno Federal”.
Esto ha dado lugar a una creciente ola de protestas y señalamientos críticos no sólo de comunicadores y activistas, sino también de la sociedad informada, que viene expresando su indignación, plenamente justificada, por la siniestra invasión y falta de respeto al derecho a la privacidad. Pero no sólo eso, sino también por el crimen que se comete al espiar las fuentes y el trabajo de periodistas, políticos, partidos y defensores de Derechos Humanos, “non gratos para el Gobierno”.
La periodista Carmen Aristegui ya lo señaló: En lugar de localizar a los criminales más buscados de México con Pegasus, el Gobierno Federal gastó mil 600 millones de pesos de nuestros impuestos, para espiar de manera totalmente ilegal a quienes buscan la verdad y la justicia.
Como si eso fuera poco, en un intento desvergonzado y de simulación para minimizar las acusaciones, el Presidente –el peor en la historia contemporánea de México– dijo que hasta él “se siente espiado”, y no le extrañaría, sentenció, que en algún momento filtraran un audio suyo.
Ante ello, ¿qué se puede esperar de un gobierno perverso y acomplejado por la poca credibilidad y la absoluta ilegitimidad que se ha ganado a pulso? ¿Con qué calidad moral se presenta en organismos internacionales, como la OEA, y arremete contra otros países, acusándolos de violentar Derechos Humanos? ¿Acaso Peña Nieto, sus asesores y cómplices no se dan cuenta de que su imagen está tan deteriorada, a tal grado que se han ganado la repulsa interna y externa, y con ello van cavando su tumba, y de paso hundiendo más al país?
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador declaró, de manera enfática, que al triunfo de Morena, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) desparecerá, toda vez que es un órgano de espionaje que sirve al régimen para intimidar, reprimir e incluso desaparecer personas.
Al igual ha sostenido la tesis, de que para combatir la inseguridad y la violencia en el país no se necesita más violencia, mucho menos utilizar técnicas de espionaje a quienes se dedican a informar y a velar por los derechos de las personas; por el contrario, se deben crear condiciones de paz y armonía, promoviendo la creación de empleos dignos, servicios de salud universales de cobertura amplia y de calidad, construcción de más universidades públicas, etcétera.
Sin embargo, el gobierno actual se ha dedicado a entregar nuestros recursos naturales y empresas estratégicas a transnacionales y grupos de poder sin escrúpulos, todo en complicidad con sus partidos secuaces: PAN, PRD, Verde, Nueva Alianza y Encuentro Social.
¿Qué nos queda? Ahora, más que nunca, debemos insistir en la necesidad de un cambio verdadero, y no debemos intimidarnos ni mucho menos inmovilizarnos en la ardua tarea que hemos asumido de construir alternativas viables, que permitan sacar adelante a nuestro querido y hoy atormentado México. Los esfuerzos que nos convocan ahora, a quienes señalamos los graves errores dolosos de este régimen, deben ser mayores, para demostrar a esta mafia enquistada en el poder, que no nos intimidan y que en 2018 mantendremos la valentía y el coraje para elegir nuestro propio futuro con un Proyecto de Nación que le regrese a México la grandeza que ante el mundo lo caracterizó.

Sergio Jimenez Bojado
Luchador social y Presidente del Comité Ejecutivo Estatal Morena.