El pasado mes de agosto, la característica tranquilidad y armonía de nuestra entidad fue interrumpida por las inclemencias del tiempo. Todo el mes acontecieron severas lluvias por todo el estado, que si bien al campo le vinieron muy bien, a las principales ciudades y zonas conurbadas les trajo notables perjuicios, mismos que dieron la nota hasta en medios nacionales.
Tres aguaceros llamaron particularmente la atención por las afectaciones provocadas. Los ocurridos el día domingo 11 y el jueves 15 de agosto en manzanillo y colima respectivamente, trajeron como consecuencia fuertes inundaciones en zonas con alto flujo vehicular que pusieron en riesgo la vida de automovilistas y transeúntes por igual. Particularmente el caso de una persona atrapada en su vehículo en el cruce de Venustiano Carranza y Avenida Tecnológico fue por todos conocido por la popularidad que le brindó la viralidad de las redes sociales, y el heroico apoyo que le brindaron algunas personas que acudieron en auxilio de la señora en apuros. Y al cierre de esta edición, la lluvia del jueves 29 de agosto, que desbordó los arroyos de los ríos Manrique y Pereira; provocando inundaciones y caídas de árboles en distintas zonas del área metropolitana Colima – Villa de Álvarez, donde afortunadamente no hubo lesionados.
En el caso de manzanillo, se inundaron colonias de Santiago y el Valle de las Garzas donde en el barrio 1 recientemente fueron construidas obras compensatorias por la API, dentro de las que destacan los puentes a desnivel. Por lo anterior se deduce que las referidas obras no tuvieron las suficientes previsiones y/o planeación adecuada para evitar este tipo de incidentes.
Con respecto a la inundación de la capital en el referido cruce de avenida tecnológico, vino a aderezar esta lamentable situación las recientes declaraciones del ingeniero industrial, Eugenio Grass, quien declaró que: “Si tú impactas una zona aguas arriba, ese impacto se ve reflejado aguas abajo, y las inundaciones que tuvieron en Colima ya sabemos por qué fue, estuvieron moviendo aguas arriba y ahora hay inundaciones abajo”. En clara referencia al sobreexplotado crecimiento de la ciudad al norte, con los respectivos perjuicios que ello conlleva para los zonas más céntricas.
Pero la cereza en el pastel son las declaraciones del Secretario de Desarrollo Urbano, Fernando Morán, quien señala apenas unos días después de estos acontecimientos que en septiembre tendrán listo el diagnostico estatal de las zonas de inundaciones, documento que les permitirá crear obras, estrategias y acciones para evitar que se repitan este tipo de sucesos.
Sin duda, resalta la falta de planeación adecuada por parte del área encargada del desarrollo urbano del Gobierno Estatal y de los Ayuntamientos involucrados, pero también habrá que señalar que para que sucedan este tipo de inundaciones, en gran medida afecta los taponamientos a las alcantarillas causados por gran cantidad de basura que es arrojada a diario por personas a la vía pública.
Se identifican dos problemáticas que se pueden prever para que esto no vuelva a ocurrir: 1.- Mayor calidad en la planeación de las obras públicas y 2.- Mayor conciencia por parte de la ciudadanía en cuanto al cuidado del ambiente. Mientras tanto, a conseguir una lanchita, una barcaza o un flotador, porque las inundaciones parece que no han terminado.