Si decidimos poner a nuestros hijos en una andadera, después ¿necesitarán muletas cerebrales?
Para que un niño aprenda a caminar, debe pasar por varias etapas: gatear, sentarse, caerse, intentar levantarse, levantarse, y finalmente ponerse de pie; descansando el peso de su cuerpo en las extremidades inferiores, y corrigiendo paulatinamente, por esta última acción defectos posturales ( tibias varas, pie plano valgo o varo ,rotación interna o externa etc.) la mayoría de las veces. En cambio, cuando utilizamos andadera, las piernas del bebe se mantienen abiertas (no hemos nacido para andar a caballo) los movimientos son laterales y está ausente el balanceo natural de los miembros superiores ,(el alambrista necesita una vara tan necesario para conseguir el equilibrio anhelado). Estudios realizados en Irlanda por la Dra. Mary Garrett, publicados en la revista The British Medical Journal, confirman que hay retraso motor importante en niños que la utilizan y accidentes frecuentes también.
El gateo, es indudablemente un estímulo intenso a las células nerviosas (86,000 millones de neuronas según la Dra. Suzana Herkulano Jouzel son las que tenemos, luego de que contara sus núcleos en 4 cerebros humanos diferentes) que genera respuestas en las neuronas especializadas y al mismo tiempo en las multifuncionales, el impulso nervioso pasa de una célula a otra, sorteando un espacio como lo haría un ser humano al atravesar un puente colgante, luego a consta de nuevos intentos, lo hará a una velocidad de 90 metros por segundo; esa es justamente la magia de la estimulación.
Posteriormente los estímulos reiterados permitirán nuevas aperturas de entrega y recepción, formándose entonces rutas celulares multidireccionales, y verdaderos mapas de comunicación neuronal, tan precisos, como premonitorios del pleno desarrollo de las potencialidades.
La baja frecuencia de las ondas cerebrales en los primeros 7 años hace al ser humano gran receptor de conocimientos. Todo lo que percibe el cerebro consciente, lo guardará indeleblemente en lo que podríamos llamar la biblioteca de la mente o subconsciente . Por ello, reconocer en los hijos sus logros, darles palabras de aliento, en todo lo que emprenden, minimizando sus errores y maximizando sus triunfos, heredarle creencias positivas, estimularlos en diversas tareas, vigilar la influencia de familiares, profesores y amigos, así como conducirse axiológicamente frente a ellos, conforma los códigos de comportamiento que regirán su vida futura el 95% del tiempo. Esta esfera mental (cerebro subjetivo, o cerebro emocional, o subconsciente), no es exactamente como describiera el famoso Carl. G. Jung en su obra el mundo interior, ahora es una fuente inagotable de conocimientos y está lejos de ser, el saboteador de nuestras aspiraciones como se pensaba ; el niño aprende a caminar un día y los días posteriores lo hace sin tener que reaprender, simplemente lo hace; es como cuando los adultos , por ejemplo: manejamos, frenamos, giramos el volante, vigilamos el carril de desplazamiento, encendemos el radio, esquivamos un cuerpo extraño que amenaza nuestra integridad. Dicen los científicos que el subconsciente recibe 20 millones de estímulos por segundo, mientras que el consciente entre 10 y 20 señales, mediante este componente de la mente, al mismo tiempo que pensamos en el pasado o planeamos nuestras actividades futuras, en un acto eminentemente consciente.
Como podemos ver, tenemos un cerebro ilimitado que recibe y guarda el conocimiento, la calidad y cantidad de este, dependerá siempre de los adultos; a nosotros corresponde cuidar exhaustivamente el desarrollo y crecimiento de los niños, en la búsqueda de la autosuficiencia física y mental.
Para concluir recordemos la frase “ no ocupo bules pa´ nadar”. Por eso, si los niños no requieren andadera para caminar, tampoco necesitarán muletas para pensar.

Dr. Ricardo Ramírez Ramírez
Médico Pediatra (UNAM); Presidente de la Asociación Colimense de Consumidores ; activista social.