Nuestro volcán es nuestro orgullo. Nos distingue como Colimenses y nos hace sentir muy especiales por ser de aquí. Es una bella creación de la naturaleza a la cual le debemos mucho respeto. Es parte de nosotros, de nuestra historia, de nuestro origen, de nuestro ser. Nos enriquece con su leyenda del Rey Colimán y nos sorprende cada vez que pinta fumarolas en el cielo y deja al descubierto sus faldas, así como los destellos de lava que surgen desde su interior y se aprecian como fuegos artificiales por la noche. Forma parte de nuestro patrimonio cultural aunque literalmente no nos pertenece ni nosotros a él
Desde la época prehispánica, Huehuetéotl se ha visto envuelto en las diversas historias que los habitantes del reino de Colimán fueron tejiendo a través del tiempo. Huehuetéotl, es una palabra proveniente del náhuatl que significa ‘dios-viejo’ y era el nombre que utilizaban para referirse al Volcán de fuego.
Se cuenta que hace mucho tiempo durante los años de la conquista, cuando los españoles llegaron a México, El Rey Colimán, actual gobernador de la región vivía acompañado de sus bellas doncellas, sus sacerdotes y sus más fieles guerreros cerca de un viejo y enorme árbol en las afueras del volcán. Según dice la leyenda, el lugar pertenece a la comunidad de la Yerbabuena donde se encuentra el tan conocido arbusto “El guardián de Colima”.
La historia dice que bastaron solo dos triunfos de los indígenas tecos para hacer enojar a los españoles, tras sus derrotas se pusieran tan furiosos que junto con sus lanzas, espadas, cañones y perros de caza se encaminaron hacia tierras de sus enemigos sembrando el terror por todas partes.
Cuando El rey Colimán y los demás se enteraron de lo que estaba pasando, juraron que no iban a caer en manos de ellos, y fue así como una mañana él y los suyos decidieron salir rumbo al volcán sin darle importancia a las brechas y caminos empedrados por los que pasaron.
El Rey era una persona muy inteligente y antes de marcharse dejó a un hombre vestido con sus propios trajes y ropas para despistar. Cuando los españoles se dieron cuenta del engaño se dispusieron a ir en busca del gran rey hasta encontrarlo, pero él y su comitiva ya estaban arriba del volcán, muy cerca del cráter.
Al ver que se acercaban muy rápidamente hacia ellos, recordaron su juramento y uno por uno se fueron aventando hacia el interior de Huehuetéotl. El último en hacerlo fue el Rey Colimán que antes de sacrificarse prometió que sin importar el paso del tiempo ni de los años, cuando sus hijos sufrieran o fueran lastimados se vengaría desde el corazón del volcán de fuego. Es por eso que cada vez que alguien les hace daño a sus descendientes el volcán ruge y hace erupción.
